LARUÉS

A 3 km al oeste de Bailo, su origen lo sitúa en época medieval

El casco urbano se extiende alrededor  de su iglesia parroquial, combinando casas solariegas  propias del Pirineo aragonés con otras de nueva construcción en piedra de la zona, muchas de ellas adornadas con escudos heráldicos de gran belleza. Las calles infunden al visitante tranquilidad y sosiego, silencio roto por el canto de pájaros y sonidos de los ganados. Paz y naturaleza en estado puro.

Larués está rodeado de campos de cultivo y montañas boscosas, numerosos arroyos y pequeños montículos desde los que admirar los paisajes y observar la variada fauna salvaje que se prodiga por la zona. Tanto aves como mamíferos dan animada vida a los senderos y caminos que surcan el terreno, haciendo una delicia cualquier recorrido que se plantee, tanto caminando como en bicicleta de montaña. En otoño, acostumbra a presentarse una gran variedad de setas, desperdigadas por la cara norte de las montañas que forman su sierra.

Su término se halla atravesado por una ruta excursionista denominada “Las voces del agua”. El recorrido visita los cinco pueblos que componen el municipio de Bailo, surcando montañas y valles con humedales donde el agua es protagonista y fuente de vida. Sus más de treinta kilómetros de longitud conforman un círculo de diversidad natural.

A la entrada del pueblo se encuentra un pequeño monolito que informa al visitante de un hecho relevante: “Larués, localidad natal de Angel Orensanz”. En efecto, Orensanz quizás sea su hijo más ilustre. Artista moderno, actualmente afincado en Nueva York (USA), sus obras se diseminan por todo el mundo, siendo uno de los escultores contemporáneos más reconocidos y premiados, referente del arte vanguardista.

La actividad  de ocio en Larués se acomoda en el entorno de su plaza mayor. Aquí se pueden practicar tanto deportes al aire libre, en su frontón y en la pista polideportiva aneja al casco urbano, como disfrutar de sus animadas fiestas populares de agosto. El parque infantil hace las delicias de los niños, mientras los adultos conversan bajo los árboles que dan sombra a bancos de madera.

La vida social también tiene un atractivo interesante en el complejo hostelero “El molino de Larués”. Se trata de los antiguos edificios del molino harinero, ya en desuso, reconvertidos en una Casa de Turismo Rural, un local para actividades y un Bar. Su actual gerente, el chef Joaquín Moreno, ofrece a sus clientes una amplia gama de servicios hosteleros, desde alojamiento hasta una magnifica propuesta gastronómica, con excelentes menús-degustación basados en productos de proximidad y un toque de fusión. Tras una buena comida, en un ambiente amable y amistoso tanto en el acogedor interior como en su fantástica terraza exterior, el relax está asegurado.

En definitiva, Larués es un típico pueblecito tranquilo, amable y relajado. El descanso y el disfrute de la naturaleza se dan la mano con el carácter alegre  y acogedor de sus habitantes.

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